miércoles, 9 de enero de 2013

III



III
Dejar que todo fluya como una hoja perdida en la mitad del río, sería algo sencillo pero… hay que ser fiel con el mapa, hay que convertirse en la brújula, hay que aceptar la incertidumbre del camino… Sólo tienes que mirar en el sitio adecuado, es fácil eso, hay que jugar a descifrar las estrellas, hay están a tu alcance, tienes que unir los puntos y tendrás tu historia.
Camina en línea recta o en zigzag, no importa la  forma en la cual camines, lo único que importa es que camines, nada más. Caminar con un rumbo fijo pero sin conocer el camino es como saltar en una hoja con un lápiz, más bien como crear líneas por donde pasarás, el lápiz cae en la parte derecha de la hoja y luego por cosas del azar salta hacia otra lado de la hoja, al rato que empezaste a tirar dardos a la hoja hay un garabato, ¿Es realmente un garabato? O es un intento de algo más… No estás seguro de lo que crees que es y sigues jugando en la hoja, para tu sorpresa ahora tu garabato no está, tiene forma de boca.. ¿Pero basta realmente conformarse solamente con la boca, eso es lo que piensas? Y tu mano te gana la partida, salta hacia otro lado y hace otro garabato, en ese momento te alejas un poco de tu campo de tiro y te das cuenta que a lo que tu llamaste garabato ahora tiene forma de Nariz, pero como te atreverías a dejar a una boca y a una nariz perdidas en la existencia pero en ausencia de un conjunto al que llamarás rostro. Sigues moviendo la mano y sorpresa, las lanzas caen un momento y hacen un estrago en el papel, ya está.. te enojas y tratas de corregirlo, pero te das cuenta que fue otro acto del azar, ahora unes los nuevos puntos y tienes el rostro de una mujer, pero aún no puedes cantar victoria de que has inventado a la mujer, tienes que darle una mirada… Lo más importante de una mujer es su mirada, es donde se reflejará su interior, sin mirada estaría perdida en el mundo que le acabas de crear en ese universo de papel.
Tienes ahora un garabato que podría convertirse en una mujer y cumples un ligero deseo, darle una mirada… ahora te sientes feliz, has creado vida, tienes a alguien que te mira desde un universo de papel, hecho a partir de pequeñas casualidades, pero no sería justo que estuviera en silencio ¿O sí? Por eso decides usar colores, le darás una expresión fugaz a su mirada, una expresión alegre, como podrás decidirte para expresar su mirada, no tienes forma de hacerlo, tienes que dejarlo al azar… sacas lentamente lápices de colores mientras te haces una idea de cómo harás que deje de ser tan opaca y pase a brillar, primero usas un color café para el cabello, pudiste haber usado cualquiera, pero escogiste ese, quien sabrá porque… lo acercas y haces una línea en su cabello, luego la adornarás con un broche o algo por el estilo y usarás el azul, te gusta mucho el azul del mar, de las olas, de la lluvia, de casa, pero mientras vuelas por ese universo de papel ocurre un inconveniente o más bien, una suma de casualidades y te distraes, el mar contenido en un lápiz cae sobre los ojos a los que les has dado vida y tienen un rayón azul, ya está dicho… tendrá ojos azules.
Ya le has regalado una mirada a la mujer del universo de papel, pero habrá ahora que darle un hogar, es tu responsabilidad ahora, pero vos viajero, no tenes como darle un hogar a la mujer de tu mundo,  no eres capaz de guardar tu trazo en tu maleta y dejarlo olvidado, porque eso sería un acto muy cruel, por lo que piensas en regalarle la libertad… Juegas de nuevo con las estrellas y casualmente le regalas un lago y un bosquecito para que viva allí, le regalas frutas… te sientes tan feliz por haber hecho esto, pero aún no basta…tienes que dejarla ser libre y no exhibirla ante la primera persona que veas, como si esta mujer fuera tu posesión, por eso haces tu último gesto de bondad hacia ella y la dejas cerca del mar… La brisa reclama a la mujer mientras la prisión  de papel donde estaba atrapada es diluida por el agua… Le deseas un buen viaje pensando que algún día la volverás a ver… Ahora es libre, sus ojos azules le pertenecen al mar… has creado vida.
Alejandro Nieto.

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