lunes, 17 de diciembre de 2012

El Cofre


En medio de la última actuación de la noche antes que tuviéramos que partir para la próxima parada de la gira del circo “Misterio, rio y daga” llegó una carta que tenía la insignia que habían usado los hombres del mar durante mucho tiempo. No tenía escrito nombre ni remitente, pero por un momento tuve la sensación que aquella carta estaba destinada a ser leída por mí, yo la recibí sin pensar todo lo que podría llegar a pasar por tan simple decisión; Leer algo que no tiene tu nombre.

En el momento que iba a leer la carta sentí un viento frio y húmedo en todo el lugar, mientras una golondrina se veía a la luz de la luna. ¡Qué extraño! una golondrina volando de noche fue lo único que pensé… ¿Podría ser una señal del destino?

¡No lo puedo creer! La carta está dirigida a la primera persona que la lea, ese soy yo y tendré que cumplir con esta petición escrita sobre un pergamino algo envejecido por el tiempo… Será difícil despedirme de todos ellos.

Tenía en ese momento algo de tristeza por tener que abandonar por culpa del destino tantos recuerdos, risas y lágrimas  en ese lugar, camine hacia el salón donde todos me estarían esperando al terminar la función y les diría que tenía que hacer un viaje a casa, pensé que sería lo más apropiado en lugar de decirles lo que estaba escrito en esa carta…Se asustarían mucho y no estarían tranquilos sabiendo que algo podría pasarme de ahora en adelante.

El salón está vacío ¿Dónde podrían estar todos pensé? Luego camine hacia el Hall principal donde se creaba la ilusión y la magia de la función… Todos estaban allí sentados en silencio, me pareció bastante extraño y les pregunte ¿Qué estaba pasando? En ese momento la que había sido mi familia desde que cumplí 5 años me aplaudió mientras lágrimas escurrían de todos sus ojos, se acercaron a mí y me abrazaron. Nadie dijo nada, realmente no había que decirlo ellos ya sabían que pasaría esto, lo habían soñado el mismo día que me encontraron en medio de mí casa en el bosque, envuelta en la penumbra e iluminada tenuemente por una llamarada que termino consumiéndola toda y enviándola de regreso a las sombras.

Cada uno de ellos me regaló un poema para épocas de adversidad, yo no tenía nada preparado para ellos así que lo único que pude hacer antes de partir fue prometer que algún día volveríamos a estar juntos… Como en familia.

Mientras recorría ese camino que me llevaría a una nueva vida sentí como el tiempo se detuvo como si fuera el ocaso de la última nota de una canción triste de piano y tuve un sueño… Por primera vez en mucho tiempo volví a soñar con el mar, un barco naufragando, un bosque perdido y unos ojos azules.

Cuando desperté de ese misterioso sueño me encontré con el amanecer y pensé que había  pasado mucho tiempo desde que me había quedado dormido y tenía mucho que caminar, me levanté de entre los arbustos y me dirigí  hacia el rumbo que la brújula me indicaba, no fueron necesarias más de unas cuantas horas de viaje  hasta que finalmente pude ver el mar y con él el llamado del destino, mi destino.

Camine por un momento acompañado por el mar hasta que pude ver en las lejanías de la playa un viejo puerto que por su aspecto parecería que había sido olvidado por el tiempo y por sus antiguos habitantes; los marineros y náufragos que habían tenido la suerte de encontrar aquel lugar que sirvió de refugio en sus épocas de desesperación pero el cual finalmente fue reclamado lentamente por la brisa del mar y la lluvia.

Al momento que abrí la puerta y entre en aquel refugio olvidado que consideré mi nuevo hogar escuché un ruido bastante extraño, parecía como si algo se estuviera moviendo adentro de ese baúl con cerrojo, la curiosidad por saber que era me invadía lentamente como cuando empiezas a leer un poema que ya habías leído y no lo sueltas hasta que terminas de volver a sentirlo como la primera vez que lo leíste y pensé ¿Dónde podría estar la llave? Luego recordé que siempre  había mantenido una cadena con forma de daga en el pecho ¿Será posible que la daga sea la llave y realmente es parte de mí destino abrir ese cofre?

Lentamente retire la cadena de mi cuello y la sujete con la mano derecha acercándola hacia el cofre,  mientras colocaba la daga en el sitio donde reposaría tuve la sensación de que empezó una tormenta y pensé que la única forma de detenerla sería abriendo el cofre y liberando lo que fuese que estuviera adentro de este. Pongo la daga hasta el fondo y doy 3 vueltas hacia la derecha, no sucede nada…La daga no es la llave.

¡No puede ser posible!... Por un momento pude sentir una leve corazonada sobre la daga,  la tormenta se calma y me recuesto al lado del cofre  mientras el cansancio se apodera de mí y pienso que tal vez todo lo que ha pasado últimamente es una ilusión… sólo una ilusión y pronto despertaré en medio del recorrido para la próxima parada de la gira del circo.

Creo que es hora de  volver a casa pensé, luego me senté en una esquina del refugio y me puse a leer los poemas para épocas de adversidad que me habían sido entregados por mi familia antes de mi partida… Uno de ellos decía “Aunque la noche este totalmente oscura por la ausencia de las estrellas y los caminos que te llevarán a tu destino estén cerrados, siempre encontrarás en algún lugar una chispa de esperanza para continuar tu viaje…Sólo tienes que mirar en el sitio adecuado”

¡Claro ya está dicho, mirar en el sitio adecuado! Me levanto del piso de madera y me acerco al cofre, saco la llave en forma de daga y observo con mucho cuidado todos los bordes, en un lado del cofre veo algo extraño, una especie de hendidura e introduzco la daga. El cofre empieza a hacer un ruido extraño y de pronto ¡Clack! Aparece en la mitad del cofre un nuevo compartimiento que no pude observar a simple vista, lo retiro cuidadosamente y cuando ya estoy listo para ver su interior… Vuelve la tormenta.
Alejandro Nieto.
Julio 2012

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