jueves, 9 de febrero de 2017

Los contratiempos de Eclesio


Los contratiempos de Eclesio

El  telón se abre en el teatro renacentista y los actores salen al escenario, Eclesio aparece en la primera escena, mira al público, sonríe, se toca la barba, se arregla la corona de flores y su vestuario griego clásico, levanta el báculo con su mano izquierda, mientras con la derecha levanta una copa de vino y propone un brindis en honor de la mortalidad de los humanos.

Pobres mortales, ustedes siempre corriendo ante las intermitencias del tiempo; mientras yo, imperecedero, inmortal, condenado a ver la tierra hasta el ocaso de los tiempos, hasta la desaparición de los de su especie, hasta el olvido de los antiguos dioses de antaño—.

Su participación en la obra concluye. Eclesio hermano de Baco ha terminado su trabajo mal remunerado durante este siglo, cambia su vestuario clásico, se quita la corona de flores y se disfraza de un cotidiano mortal, se pone chaqueta, zapatos, como un hombre más, se ajusta el reloj y se dispone a salir a la calle.

Va camino a su humilde morada, ya los dioses y héroes de antaño han sido desterrados del olimpo al mundo de los mortales, al estos haber olvidado las plegarias,  y sacrificios de antaño. Eclesio recuerda aquellos tiempos en que era conmemorado, gira a la izquierda en una cuadra oscura para acortar camino hasta su casa, y se escucha un grito de agonía, seguido de muchas voces.

¡Ayúdenlo por favor! Grita una mujer angustiada, ese hombre acaba de ser apuñalado, lo iban a  intentar robar y opuso resistencia.

Eclesio se encuentra en este momento tendido en el piso, sangrado en el abdomen, cada vez más frio y más distante de sí mismo, ¿Acaso será esto la muerte se pregunta? Mientras observa como su sangre hace un charco enorme en el suelo, siente sed, mucha sed y como el corazón se le acelera, escucha cada vez más y más fuerte como late, y ve como la mujer que grito llega a intentar auxiliarlo.

Cierra los ojos un momento, parpadea y puede ver la entrada del olimpo, abre los ojos nuevamente después del llamado de la mujer, los cierra otra vez y el olimpo se ve destruido, sin su luz característica, con las puertas cerradas, se escuchan aullidos de lobos y muchos aleteos de palomas cerca del callejón oscuro.
Abre nuevamente los ojos y su visión ya está muy opaca, cree que morirá y compartirá el destino de los mortales, siendo el así un inmortal, imperecedero.

Así concluye la actuación de Eclesio, el hombre, el dios, la leyenda y la obra,  asesinado por un puñal con punta de madera.

El pueblo llora la muerte del actor, realizan oraciones por su alma, dejan flores en su tumba, no realizan la ceremonia griega tradicional para el paso al inframundo, ni dejan monedas sobre sus ojos, no es cremado en una pila de madera, el pueblo considera que nadie merece dichos caprichos, el mundo olvida el asunto.
El  telón se abre en el teatro renacentista y los actores salen al escenario, Eclesio aparece en la primera escena, mira al público, sonríe, se toca la barba, se arregla la corona de flores y su vestuario griego clásico, levanta el báculo con su mano derecha, mientras con la izquierda levanta una copa de vino y propone un brindis en honor de la mortalidad de los humanos y reza una plegaria en un idioma de antaño.
La obra debe continuar.

Manuel Alejandro Nieto 31/01/2017


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