Pacto de sangre
Pacto de sangre
Primer día.
Son las 9:05 p.m. de una fría noche de marzo, el
sujeto acaba de salir de su trabajo, se siente liberado, lo que más desea en
este momento es poder llegar a su casa, descansar durante un breve momento y
luego continuar con su proyecto actual, mientras piensa que clase de
aberraciones y desvariaciones saldrán de su mente para atacar lentamente a sus
primeras víctimas.
Mientras saborea la dulce sensación de lo que planea
hacer, siente un ligero malestar en la parte posterior del cuello, se le escapa una sonrisa, siente que algo ha
cambiado en él, de repente han llegado
muchas ideas nuevas para torturar a sus víctimas, en ese momento empieza a
sentir frio, aunque realmente no sabe si su percepción de la ausencia del calor
ha cambiado, o si en el entorno se ha perdido temperatura, la verdad no le
interesa averiguarlo y se prepara a sacar las llaves de su maleta para abrir su
coche.
Abre lentamente el primer bolsillo de su maleta, sin
hacer ruido, no quiere que se den cuenta
aquellos que lo mantienen observando, desliza el cierre de izquierda a
derecha, luego se encuentra un compartimiento al interior, diseñado con un
diferente tipo de tela, abre la cremallera del compartimiento y palpa hacia el
fondo… Lo primero que encuentra son bolígrafos, trozos de papel, y finalmente
las llaves… saca las llaves, algo fácil, algo de rutina, nada fuera de lo
común, luego pulsa el segundo botón de arriba hacia abajo para lograr
desbloquear las puertas del coche, cuando consiga realizar estos pasos, entrará
al coche.
Las puertas ya están desbloqueadas, ahora falta lo
fundamental, el arte de abrir una puerta, desliza su mano hacia la manija de
esta, levanta 3 cms aproximadamente y la puerta cede, ahora el sujeto está
listo para entrar y dirigirse lo más pronto posible al sitio donde lo están
esperando ansiosamente sus víctimas, para que complete parte del ritual entre víctima
y victimario, para este fin, él girará levemente la llave dentro del coche,
mientras prende las luces y sintoniza su emisora favorita.
Por motivos de “casualidad”, acaba de empezar una
canción que le gusta, se siente afortunado a pesar del frio de la noche, y
piensa: Nada mejor que manejar un rato escuchando música antes de ir a casa… La
canción acompaña la escena como sonido de fondo.
Finalmente arranca el coche, y empieza a manejar sin
rumbo, desea utilizar la desesperación por parte de sus víctimas a su favor,
podría llegar él a casa en cualquier momento, y eso sería lo esperado, pero
también podría demorarse para llegar, acontecimiento poco común que causaría
ansiedad en las pobres víctimas… ¡Pobres victimas! Atadas una tras otra y
aprisionadas entre barrotes de papel.
Lleva aproximadamente 15 minutos manejando sin
rumbo, o más bien sin propósito, ya que llegará eventualmente a cualquier
lugar, y ese sería su rumbo, está un poco acalorado, ya que había olvidado
abrir las ventanas, lentamente las abre y en ese momento vuelve a sentir frio,
pero esta vez no es una sensación molesta, el frio está acompañado de
nostalgia, sigue manejando y pasa por un sector donde las luces se pierden,
todo esta oscuro, el decide seguir por esa calle manejando lentamente mientras
deja su imaginación correr en esas calles vacías, para ver qué idea se puede
manifestar ahora… Necesita escribir, está un poco tenso por no hacerlo, lleva
11 días sin escribir para su libro, es una calamidad, ya que recientemente él
ha escrito de manera continua.
Mientras maneja, el eco de una voz retumba
suavemente en su cabeza, primero le susurra: “once, once, ¡once!”, luego se
desvanece en el frio de la noche y… Vuelve a aparecer, solo que está vez
cambia, ahora le susurra: “confusión, sacrificio, paciencia”, se siente un poco
aterrado, supone para sí mismo como argumento de defensa, que: escuchar un
susurro leve en mitad de una calle completamente oscura, de por sí es aterrador
y no ayuda para nada.
Siente que la temperatura del ambiente desciende un
poco, se empieza a alterar ligeramente, se torna un poco ansioso, su corazón se
acelera, los segundos pasan más rápido, se escucha el ruido de la brisa
acariciando lentamente las hojas más altas de los árboles, el sujeto cree que
tiene el principio para su historia, su cara empieza a cambiar lentamente, sus
ojos brillan y el empieza a sonreír y a agradecerle al susurro, ahora esa voz
que se alcanzaba a escuchar desde la distancia del olvido es su cómplice.
La emisora se detiene por un momento, ya no está el
susurro y toda ha quedado en silencio, el sujeto por un impulso decide hacer
algo impensable, acepta el frio de la noche y detiene el coche, luego apaga las
luces y cierra las ventanas… Se baja del coche, prepara los objetos para
defenderse por si algo sale mal… una bitácora y un bolígrafo, está ansioso por
capturar las primeras palabras para su historia, necesita un inicio fuerte para
torturar a sus víctimas… pasan los segundos y el sujeto empieza a caminar,
primero alrededor del coche, para tomar
algo de confianza y luego se aleja otro poco, hace aproximadamente 5
minutos dejo de tener contacto visual con el coche, el único refugio disponible
en este momento, y empieza a escuchar un
sonido peculiar, el sonido característico de un riachuelo.
Pocas palabras o ideas son las que él normalmente
necesita para invocar un nuevo cuento, pero esta vez, esta vez se ha excedido,
no le han bastado las palabras que un recuerdo, algo o alguien le hayan
susurrado en la noche, esta vez quiere escribir algo distinto, quiere escribir
sobre lo que alucina, sobre lo que ve en sus momentos de emoción, en sus momentos de aventura, y es por eso que
está decidido a caminar hacia el riachuelo, no tiene miedo, es más fuerte
la emoción que tiene al estar a punto de
vivir una historia que el miedo a lo desconocido y a la oscuridad.
Decide seguir el cauce del riachuelo durante 5
minutos para saber a donde llegará, sabe que no puede quedarse mucho tiempo, porque
tiene trabajo pendiente en casa, para ser más preciso… Una tortura pendiente,
por este motivo ajusta su reloj de mano para que suene en ese límite de tiempo,
y empieza a caminar… en el trayecto se ha encontrado con el frio de la
noche, la luz de la luna, un ambiente
muy peculiar, todo está oscuro, no lleva linterna… solo un bolígrafo y su
bitácora
¡Ring! ¡Ring! el tiempo se ha acabado, él está un
poco decepcionado, quería una nueva experiencia, un recuerdo, una aventura. Como
no lo logro empieza su camino de regreso
y accidentalmente se golpea en la frente con una rama, comienza a sangrar, gota
tras gota cae al riachuelo, ahora son cómplices riachuelo y sujeto, tienen un
pacto de sangre… ¿Pero cuál será el tributo o la ofrenda convenida?... Eso no
lo sabe aún, pero pronto lo sabrá, eso espera.
Debe salir de allí lo más rápido posible, está
ansioso por probar un nuevo estilo de tortura, está preparando el orden en que
lo ejecutará en sus víctimas, su rostro ha cambiado… tiene una ligera sonrisa,
y ya sabe cómo empezar. Primero las mirara fijamente, con esto lograra
intimidarlas una a una, hacerlas sentir que pertenecen a él, que él es el único
responsable de su existencia, las hará sentir dolor inimaginable, pero él no es
del todo malo, ya que les hará sentir placer, cada vez que retire lentamente el
puñal de cada nueva herida y siga con su trazo, les dará un momento donde se
detendrá, solo un momento, ya que no le conviene detenerse del todo, no quiere
que sus víctimas tengan esperanza, las quiere frágiles, moldeables, en sus
manos.
Luego de caminar de regreso, finalmente ve su coche,
las luces están apagadas tal como las dejo, no le hubiera gustado que su
incursión a lo desconocido estuviera siendo vigilada por los rayos del sol invocados con la rotación de un botón y
tristemente contenidos en unos bloque de cristal.
Finalmente está cerca del coche, deja la libreta y
la pluma sobre el techo, saca las llaves de su bolsillo derecho e intenta
adivinar cuál botón le permitirá entrar, todo está demasiado oscuro, la
oscuridad de la noche le da a entender que debería salir de allí rápido, no
pertenece a ese lugar… Tiene que escapar, empieza a reírse de manera nerviosa,
muy nerviosa, se siente observado, otro minuto más en ese lugar y empezará a
perder la cordura… ¡Perder!… ¡Perder!… La cordura.
Oprime el segundo botón de arriba para abajo y las
puertas se desbloquean, siente alivio, quiere ir a casa a terminar algo
pendiente, pero antes deberá revisar la parte de atrás del coche, es una de sus
pocas manías, siempre que está solo desea revisar la parte de atrás del coche,
usted ya sabe… A veces es mejor prevenir, para evitar sorpresas un poco
desagradables, o más bien…compañías inesperadas. El asiento esta vacío, como de
costumbre, se encuentra solo en el coche, todo está oscuro y quiere anotar unas
cosas en su libreta, levanta la mano y enciende la lámpara del coche.
Abre la libreta en la tercera página, y se dispone a
escribir un comentario sobre la experiencia de la noche en palabras sueltas, a
él no le gusta escribir ideas completas para empezar sus historias, el prefiere
escribir palabras sueltas y dejar que la historia continúe sola.
Escribe: “confusión, sacrificio, paciencia”,
mientras continua escribiendo, escucha un ligero movimiento del sitio donde
acaba de salir, se siente observado, detiene el bolígrafo y mira por la
ventana, mientras trata de observar algo, empieza a escribir sobre el momento sin
darse cuenta… Termina el primer párrafo con un punto final, cierra los ojos lentamente
y continua escribiendo, realmente no es consciente de lo que acaba de escribir,
simplemente apareció en la libreta sin que él lo pensará.
Despierta de ese trance momentáneo y revisa la
libreta, acaba de escribir esto: “ ¿sientes eso, esa sensación de
fragilidad al sentirse observado?, dime que la sientes, no tengas miedo, no
podrá hacernos daño todavía, no le hemos permitido pasar aún”,
sonríe por la ironía, y se pregunta… ¿Pasar a dónde?
En algún lugar de su morada, las víctimas se sienten
tranquilas… han recobrado la esperanza, han descansado de tanto sufrimiento,
mientras celebran la ausencia de su verdugo escuchan como un coche se detiene
en el portón de la casa, empiezan a sentirse cada vez más nerviosas, está
sucediendo lo que habían estado esperando hace varias horas, finalmente él ha
llegado a ejecutarlas, tal como lo ha estado pensando, abre de manera rápida la
puerta, primero introduce la llave, luego la gira 75° a la derecha y da un
fuerte empujón, así logra que la puerta ceda y le permita estar cara a cara con
sus víctimas.
En se momento, empieza a mirar fijamente a la
primera de sus víctimas, está se pone extremadamente nerviosa, cada vez está
más pálida, como si fuera una hoja de papel, la expresión en su rostro está vacía,
no hay nada que pueda hacer para escapar, sabe que solo será temporal el dolor
que sentirá una y otra vez luego de que una puñalada tibia vaya entrando y
saliendo lentamente de su cuerpo, de la misma forma como si el sujeto estuviera
escribiendo con fuego sobre su piel. El consuelo de la primera víctima, es
saber que por más profundas que sean las heridas, no morirá, aunque quedará
marcada con cada una de los trazos de ese fino puñal mientras dure su
existencia.
El resto de las victimas contemplan lo que les
esperará la siguiente noche, tienen una ligera sensación de tranquilidad, al no haber sido escogidas
esta noche, pero saben que mañana sucederá lo mismo, la victima que estaba
detrás del ejecutado empieza a exclamar en tono de protesta, mientras acepta
resignado lo que sucederá pronto.
-¡Su pluma! ha sido corrompida por la ilusión de la
realidad de la fantasía, el escritor ha sido atrapado entre sus propias líneas,
le cuesta distinguir lo real de lo inimaginable, ya no se limita a escribir
solamente, ahora es parte de sus cuentos, él es el personaje principal, es
verdugo y acusado, víctima y victimario. –
Segundo día
El viejo reloj de péndulo marca las 2 a.m. Han
trascurrido unas cuantas horas de la noche desde que comenzaron esos gritos
agónicos de dolor y sufrimiento, acompañados por breves intervalos de silencio
absoluto, las victimas… ¡Las victimas! Están todas reunidas, intentan abrazarse
para sobrellevar el profundo miedo que las atormenta en este momento, sienten
que cada vez que ese viejo péndulo de cobre vuelve a pasar, se acercan más y
más a su fatídico final. Hace varias horas, fíjate bien, varias horas… Tenían
algo de esperanza, un poco de esperanza, ahora… Ahora ese sentimiento ya no
está, ya no les pertenece, ahora lo único que les pertenece son los gritos de
horror, de desesperación provenientes de su compañero, cada vez que el sujeto
introduce lenta y profundamente su puñal por su piel, cada vez que lo acaricia
con una fina y filosa hoja, cada vez que… se mueve el péndulo.
2:15 a.m. No se escucha absolutamente nada, o eso es
lo que parece a esta hora de la madrugada, más sin embargo, no todo lo que
parece se puede dar como verdad definitiva, luego de una gran intervalo de
silencio, se escuchan unos pisadas fuertes, aunque algo lentas, forzadas,
arrastradas, tal como si… Se estuviera arrastrando a alguien. Continúan los
pasos en dirección al cuarto donde están las víctimas, cada paso que se escucha
está acompañado lentamente por un “Tic-Tac, Tic-Tac” proveniente de cada
movimiento del péndulo.
Su mirada fija, los pasos que se acercan, esa
mirada, los gritos, el péndulo, su mirada, un “Tic-Tac, Tic-Tac” continuo, un
susurro, pone la cordura de las víctimas a prueba, tratan de pensar que todo es
una mala broma, desean que todo acabe prontamente… lo más pronto posible.
Se escucha como la manija de la puerta empieza a
girar 75 ° a la derecha, luego de haber introducido la llave, el lugar se
percibe extremadamente tenso, se encuentra un olor peculiar, que el sujeto está
aprendiendo a reconocer, a necesitar, a desear… el olor a miedo.
Él sujeto contempla la expresión petrificada de cada
una de sus víctimas muy lentamente, están extremadamente nerviosas, percibe en
el lugar, en sus ojos, la dulce fragancia del miedo, está enfermo, esta
desquiciado, sus ojos empiezan a moverse de un lado para otro…“Tic-Tac,
Tic-Tac”.
Mientras su mirada los sigue en cada respiración,
las victimas sienten una profunda envidia contra la primera víctima del sujeto,
ella aún pertenece a la vida, pero ha logrado vencer el miedo contra él… Se ha hecho
su testigo y cómplice luego de sentir la resignación y la agonía del puñal, ya
ha superado la peor etapa de su sufrimiento, o más bien, la mejor etapa, el
último momento donde aún era puro como una hoja, ahora le pertenece a la
locura. En cambio todos los que en el primer momento estaban tras de él, están
colapsando, lentamente caen en las sombras del lugar, mientras la mirada
penetrante de aquel hombre las observa de manera inquisidora, en este momento
cualquiera de ellas hubiera deseado estar en el lugar de la primera víctima,
tan existente, pero tan muerta, tan ausente de sí misma, que jamás volvería a
sentir miedo de un puñal otra vez durante el tiempo que quedase de su
existencia.
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