sábado, 13 de abril de 2013

pacto de sangre



Pacto de sangre


Pacto de sangre
Primer día.
Son las 9:05 p.m. de una fría noche de marzo, el sujeto acaba de salir de su trabajo, se siente liberado, lo que más desea en este momento es poder llegar a su casa, descansar durante un breve momento y luego continuar con su proyecto actual, mientras piensa que clase de aberraciones y desvariaciones saldrán de su mente para atacar lentamente a sus primeras víctimas.
Mientras saborea la dulce sensación de lo que planea hacer, siente un ligero malestar en la parte posterior del cuello,  se le escapa una sonrisa, siente que algo ha cambiado en él, de repente  han llegado muchas ideas nuevas para torturar a sus víctimas, en ese momento empieza a sentir frio, aunque realmente no sabe si su percepción de la ausencia del calor ha cambiado, o si en el entorno se ha perdido temperatura, la verdad no le interesa averiguarlo y se prepara a sacar las llaves de su maleta para abrir su coche.
Abre lentamente el primer bolsillo de su maleta, sin hacer ruido, no quiere que se den cuenta  aquellos que lo mantienen observando, desliza el cierre de izquierda a derecha, luego se encuentra un compartimiento al interior, diseñado con un diferente tipo de tela, abre la cremallera del compartimiento y palpa hacia el fondo… Lo primero que encuentra son bolígrafos, trozos de papel, y finalmente las llaves… saca las llaves, algo fácil, algo de rutina, nada fuera de lo común, luego pulsa el segundo botón de arriba hacia abajo para lograr desbloquear las puertas del coche, cuando consiga realizar estos pasos, entrará al coche.
Las puertas ya están desbloqueadas, ahora falta lo fundamental, el arte de abrir una puerta, desliza su mano hacia la manija de esta, levanta 3 cms aproximadamente y la puerta cede, ahora el sujeto está listo para entrar y dirigirse lo más pronto posible al sitio donde lo están esperando ansiosamente sus víctimas, para que complete parte del ritual entre víctima y victimario, para este fin, él girará levemente la llave dentro del coche, mientras prende las luces y sintoniza su emisora favorita.
Por motivos de “casualidad”, acaba de empezar una canción que le gusta, se siente afortunado a pesar del frio de la noche, y piensa: Nada mejor que manejar un rato escuchando música antes de ir a casa… La canción acompaña la escena como sonido de fondo.
Finalmente arranca el coche, y empieza a manejar sin rumbo, desea utilizar la desesperación por parte de sus víctimas a su favor, podría llegar él a casa en cualquier momento, y eso sería lo esperado, pero también podría demorarse para llegar, acontecimiento poco común que causaría ansiedad en las pobres víctimas… ¡Pobres victimas! Atadas una tras otra y aprisionadas entre barrotes de papel.
Lleva aproximadamente 15 minutos manejando sin rumbo, o más bien sin propósito, ya que llegará eventualmente a cualquier lugar, y ese sería su rumbo, está un poco acalorado, ya que había olvidado abrir las ventanas, lentamente las abre y en ese momento vuelve a sentir frio, pero esta vez no es una sensación molesta, el frio está acompañado de nostalgia, sigue manejando y pasa por un sector donde las luces se pierden, todo esta oscuro, el decide seguir por esa calle manejando lentamente mientras deja su imaginación correr en esas calles vacías, para ver qué idea se puede manifestar ahora… Necesita escribir, está un poco tenso por no hacerlo, lleva 11 días sin escribir para su libro, es una calamidad, ya que recientemente él ha escrito de manera continua.
Mientras maneja, el eco de una voz retumba suavemente en su cabeza, primero le susurra: “once, once, ¡once!”, luego se desvanece en el frio de la noche y… Vuelve a aparecer, solo que está vez cambia, ahora le susurra: “confusión, sacrificio, paciencia”, se siente un poco aterrado, supone para sí mismo como argumento de defensa, que: escuchar un susurro leve en mitad de una calle completamente oscura, de por sí es aterrador y no ayuda para nada.
Siente que la temperatura del ambiente desciende un poco, se empieza a alterar ligeramente, se torna un poco ansioso, su corazón se acelera, los segundos pasan más rápido, se escucha el ruido de la brisa acariciando lentamente las hojas más altas de los árboles, el sujeto cree que tiene el principio para su historia, su cara empieza a cambiar lentamente, sus ojos brillan y el empieza a sonreír y a agradecerle al susurro, ahora esa voz que se alcanzaba a escuchar desde la distancia del olvido es su cómplice.
La emisora se detiene por un momento, ya no está el susurro y toda ha quedado en silencio, el sujeto por un impulso decide hacer algo impensable, acepta el frio de la noche y detiene el coche, luego apaga las luces y cierra las ventanas… Se baja del coche, prepara los objetos para defenderse por si algo sale mal… una bitácora y un bolígrafo, está ansioso por capturar las primeras palabras para su historia, necesita un inicio fuerte para torturar a sus víctimas… pasan los segundos y el sujeto empieza a caminar, primero alrededor del coche, para tomar  algo de confianza y luego se aleja otro poco, hace aproximadamente 5 minutos dejo de tener contacto visual con el coche, el único refugio disponible en este momento, y empieza a escuchar  un sonido peculiar, el sonido característico de un riachuelo.
Pocas palabras o ideas son las que él normalmente necesita para invocar un nuevo cuento, pero esta vez, esta vez se ha excedido, no le han bastado las palabras que un recuerdo, algo o alguien le hayan susurrado en la noche, esta vez quiere escribir algo distinto, quiere escribir sobre lo que alucina, sobre lo que ve en sus momentos de emoción,  en sus momentos de aventura, y es por eso que está decidido a caminar hacia el riachuelo, no tiene miedo, es más fuerte la  emoción que tiene al estar a punto de vivir una historia que el miedo a lo desconocido y a la oscuridad.
Decide seguir el cauce del riachuelo durante 5 minutos para saber a donde llegará, sabe que no puede quedarse mucho tiempo, porque tiene trabajo pendiente en casa, para ser más preciso… Una tortura pendiente, por este motivo ajusta su reloj de mano para que suene en ese límite de tiempo, y empieza a caminar… en el trayecto se ha encontrado con el frio de la noche,  la luz de la luna, un ambiente muy peculiar, todo está oscuro, no lleva linterna… solo un bolígrafo y su bitácora
¡Ring! ¡Ring! el tiempo se ha acabado, él está un poco decepcionado, quería una nueva experiencia, un recuerdo, una aventura. Como no lo logro empieza  su camino de regreso y accidentalmente se golpea en la frente con una rama, comienza a sangrar, gota tras gota cae al riachuelo, ahora son cómplices riachuelo y sujeto, tienen un pacto de sangre… ¿Pero cuál será el tributo o la ofrenda convenida?... Eso no lo sabe aún, pero pronto lo sabrá, eso espera.
Debe salir de allí lo más rápido posible, está ansioso por probar un nuevo estilo de tortura, está preparando el orden en que lo ejecutará en sus víctimas, su rostro ha cambiado… tiene una ligera sonrisa, y ya sabe cómo empezar. Primero las mirara fijamente, con esto lograra intimidarlas una a una, hacerlas sentir que pertenecen a él, que él es el único responsable de su existencia, las hará sentir dolor inimaginable, pero él no es del todo malo, ya que les hará sentir placer, cada vez que retire lentamente el puñal de cada nueva herida y siga con su trazo, les dará un momento donde se detendrá, solo un momento, ya que no le conviene detenerse del todo, no quiere que sus víctimas tengan esperanza, las quiere frágiles, moldeables, en sus manos.
Luego de caminar de regreso, finalmente ve su coche, las luces están apagadas tal como las dejo, no le hubiera gustado que su incursión a lo desconocido estuviera siendo vigilada por los rayos del sol  invocados con la rotación de un botón y tristemente contenidos en unos bloque de cristal.
Finalmente está cerca del coche, deja la libreta y la pluma sobre el techo, saca las llaves de su bolsillo derecho e intenta adivinar cuál botón le permitirá entrar, todo está demasiado oscuro, la oscuridad de la noche le da a entender que debería salir de allí rápido, no pertenece a ese lugar… Tiene que escapar, empieza a reírse de manera nerviosa, muy nerviosa, se siente observado, otro minuto más en ese lugar y empezará a perder la cordura… ¡Perder!… ¡Perder!… La cordura.
Oprime el segundo botón de arriba para abajo y las puertas se desbloquean, siente alivio, quiere ir a casa a terminar algo pendiente, pero antes deberá revisar la parte de atrás del coche, es una de sus pocas manías, siempre que está solo desea revisar la parte de atrás del coche, usted ya sabe… A veces es mejor prevenir, para evitar sorpresas un poco desagradables, o más bien…compañías inesperadas. El asiento esta vacío, como de costumbre, se encuentra solo en el coche, todo está oscuro y quiere anotar unas cosas en su libreta, levanta la mano y enciende la lámpara del coche.
Abre la libreta en la tercera página, y se dispone a escribir un comentario sobre la experiencia de la noche en palabras sueltas, a él no le gusta escribir ideas completas para empezar sus historias, el prefiere escribir palabras sueltas y dejar que la historia continúe sola.
Escribe: “confusión, sacrificio, paciencia”, mientras continua escribiendo, escucha un ligero movimiento del sitio donde acaba de salir, se siente observado, detiene el bolígrafo y mira por la ventana, mientras trata de observar algo, empieza a escribir sobre el momento sin darse cuenta… Termina el primer párrafo con un punto final, cierra los ojos lentamente y continua escribiendo, realmente no es consciente de lo que acaba de escribir, simplemente apareció en la libreta sin que él lo pensará.
Despierta de ese trance momentáneo y revisa la libreta, acaba de escribir esto: “ ¿sientes eso, esa sensación de fragilidad al sentirse observado?, dime que la sientes, no tengas miedo, no podrá hacernos daño todavía, no le hemos permitido pasar aún”, sonríe por la ironía, y se pregunta… ¿Pasar a dónde?
En algún lugar de su morada, las víctimas se sienten tranquilas… han recobrado la esperanza, han descansado de tanto sufrimiento, mientras celebran la ausencia de su verdugo escuchan como un coche se detiene en el portón de la casa, empiezan a sentirse cada vez más nerviosas, está sucediendo lo que habían estado esperando hace varias horas, finalmente él ha llegado a ejecutarlas, tal como lo ha estado pensando, abre de manera rápida la puerta, primero introduce la llave, luego la gira 75° a la derecha y da un fuerte empujón, así logra que la puerta ceda y le permita estar cara a cara con sus víctimas.
En se momento, empieza a mirar fijamente a la primera de sus víctimas, está se pone extremadamente nerviosa, cada vez está más pálida, como si fuera una hoja de papel, la expresión en su rostro está vacía, no hay nada que pueda hacer para escapar, sabe que solo será temporal el dolor que sentirá una y otra vez luego de que una puñalada tibia vaya entrando y saliendo lentamente de su cuerpo, de la misma forma como si el sujeto estuviera escribiendo con fuego sobre su piel. El consuelo de la primera víctima, es saber que por más profundas que sean las heridas, no morirá, aunque quedará marcada con cada una de los trazos de ese fino puñal mientras dure su existencia.
El resto de las victimas contemplan lo que les esperará la siguiente noche, tienen una ligera sensación  de tranquilidad, al no haber sido escogidas esta noche, pero saben que mañana sucederá lo mismo, la victima que estaba detrás del ejecutado empieza a exclamar en tono de protesta, mientras acepta resignado lo que sucederá pronto.
-¡Su pluma! ha sido corrompida por la ilusión de la realidad de la fantasía, el escritor ha sido atrapado entre sus propias líneas, le cuesta distinguir lo real de lo inimaginable, ya no se limita a escribir solamente, ahora es parte de sus cuentos, él es el personaje principal, es verdugo y acusado, víctima y victimario. –

Segundo día

El viejo reloj de péndulo marca las 2 a.m. Han trascurrido unas cuantas horas de la noche desde que comenzaron esos gritos agónicos de dolor y sufrimiento, acompañados por breves intervalos de silencio absoluto, las victimas… ¡Las victimas! Están todas reunidas, intentan abrazarse para sobrellevar el profundo miedo que las atormenta en este momento, sienten que cada vez que ese viejo péndulo de cobre vuelve a pasar, se acercan más y más a su fatídico final. Hace varias horas, fíjate bien, varias horas… Tenían algo de esperanza, un poco de esperanza, ahora… Ahora ese sentimiento ya no está, ya no les pertenece, ahora lo único que les pertenece son los gritos de horror, de desesperación provenientes de su compañero, cada vez que el sujeto introduce lenta y profundamente su puñal por su piel, cada vez que lo acaricia con una fina y filosa hoja, cada vez que… se mueve el péndulo.
2:15 a.m. No se escucha absolutamente nada, o eso es lo que parece a esta hora de la madrugada, más sin embargo, no todo lo que parece se puede dar como verdad definitiva, luego de una gran intervalo de silencio, se escuchan unos pisadas fuertes, aunque algo lentas, forzadas, arrastradas, tal como si… Se estuviera arrastrando a alguien. Continúan los pasos en dirección al cuarto donde están las víctimas, cada paso que se escucha está acompañado lentamente por un “Tic-Tac, Tic-Tac” proveniente de cada movimiento del péndulo.
Su mirada fija, los pasos que se acercan, esa mirada, los gritos, el péndulo, su mirada, un “Tic-Tac, Tic-Tac” continuo, un susurro, pone la cordura de las víctimas a prueba, tratan de pensar que todo es una mala broma, desean que todo acabe prontamente… lo más pronto posible.
Se escucha como la manija de la puerta empieza a girar 75 ° a la derecha, luego de haber introducido la llave, el lugar se percibe extremadamente tenso, se encuentra un olor peculiar, que el sujeto está aprendiendo a reconocer, a necesitar, a desear… el olor a miedo.
Él sujeto contempla la expresión petrificada de cada una de sus víctimas muy lentamente, están extremadamente nerviosas, percibe en el lugar, en sus ojos, la dulce fragancia del miedo, está enfermo, esta desquiciado, sus ojos empiezan a moverse de un lado para otro…“Tic-Tac, Tic-Tac”.

Mientras su mirada los sigue en cada respiración, las victimas sienten una profunda envidia contra la primera víctima del sujeto, ella aún pertenece a la vida, pero ha logrado vencer el miedo contra él… Se ha hecho su testigo y cómplice luego de sentir la resignación y la agonía del puñal, ya ha superado la peor etapa de su sufrimiento, o más bien, la mejor etapa, el último momento donde aún era puro como una hoja, ahora le pertenece a la locura. En cambio todos los que en el primer momento estaban tras de él, están colapsando, lentamente caen en las sombras del lugar, mientras la mirada penetrante de aquel hombre las observa de manera inquisidora, en este momento cualquiera de ellas hubiera deseado estar en el lugar de la primera víctima, tan existente, pero tan muerta, tan ausente de sí misma, que jamás volvería a sentir miedo de un puñal otra vez durante el tiempo que quedase de su existencia.

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